Las emociones entre los 4 y 6 años se van enriqueciendo gracias al nivel de pensamiento ampliado del niño. Al poder dar múltiples razones sobre un sentimiento o idea, el niño puede ir ganando poco a poco perspectiva.
Si hemos venido trabajando la aceptación de las emociones tal y como se presentan, el niño podrá ir aceptando el rol biológico que ellas representan en nuestra vida. Así la educación e inteligencia emocional se irán fortaleciendo en el camino.
Emociones entre los 4 a 6 años (Niños neurotípicos)
En esta edad ya el niño puede nombrar y reconocer en sí mismo y en los otros las emociones básicas. Comienza el momento de ampliar el vocabulario emocional para aprender a conocerse mejor. Lo más importante es seguir promoviendo la aceptación de todas las emociones (las agradables y las incomodas). Los padres y cuidadores deben evitar la supresión de la emoción y enfocarse que la autorregulación emocional promueva la asertividad. En este sentido, promover la compasión y la autocompasión sentará las bases para un mejor bienestar y comunicación con los demás.
Emociones en el autismo (edad 4 a 6 años)
Los niños en el autismo expresan sus emociones de forma diferente que los niños neurotípicos. Sin embargo, cabe mantener en cuenta que siguen siendo las mismas emociones que experimenta cualquier humano. Lo que he notado de nuestra experiencia criando así es que hay 2 tendencias:
- A expresarlas explosivamente.
- A retenerlas para adaptarse a las normas sociales.
Cuando la expresión es de la segunda forma, suele venir una consecuencia en la noche donde el niño desborda lo que se quedó retenido. Esto lo experimentamos más de una vez con Cecilia cuando ella no era verbal.
De mis lecturas sobre autismo, en el libro “Spectrum Woman”, muchas de ellas mencionan cómo retenían su emocionalidad para adaptarse al contexto social. Sin embargo, luego eso derivó a muchas a ansiedad, depresión y estrés.
Entonces cabe preguntarse, cómo apoyar a nuestros hijos autistas para que vivan su mundo emocional de una manera genuina y sana. Acá, te comparto varias ideas y reflexiones en ese sentido.
¿Cómo trabajamos las emociones con Cecilia en esta etapa?
Cómo he insistido en este y los otros artículos relacionados a emociones, es importante aceptarlas todas. Evitar la categorización de emociones positivas y negativas, porque naturalmente nos resistiremos a las negativas. Todas las emociones cumplen un propósito biológico en nuestro cuerpo. Por ello, prefiero referirme en términos de emociones que nos abren y emociones que nos cierran. ¡Este símil me llevo a pensar en tortugas!
Los peluches, en especial los de tortugas me permitieron ir armando el concepto de emociones que nos abren y emociones que nos cierran. Solía cargar en el bulto un títere de tortuga, que usaba en los momentos que requeríamos una mejor regulación emocional.
Como es de esperarse, hemos estado volando el avión mientras lo construimos. Hemos tenido que ir leyendo la teoría, pensando las ideas e implementándolas en casa casi en simultáneo. Probamos que nos sirve y que no, y seguimos adelante. Esto que poco a poco vamos documentando de forma ordenada en este sitio web, se construyó bajo cierto nivel de caos. Así que te invitamos a ver el contenido y tomar ideas, pero a la vez a relajarte si el desarrollo de tu hijo o hija autista pareciera avanzar de forma desordenada. Lo importante es que vaya avanzando y que logren disfrutar la experiencia lo más que puedan.
Educación emocional a través del juego
Las tortugas emocionales
El concepto de la tortuga para trabajar emociones surgió de esa idea de que las emociones nos abren o nos cierran. Cuando experimentamos una emoción agradable, como la alegría o la ilusión, tenemos más energía y estamos abiertos para movernos más. Por el contrario, cuando experimentamos miedo, rabia o tristeza, nos cerramos. Esta reacción es natural para buscar protegernos y eso es exactamente lo que nos ofrece la coraza de la tortuga.
Para acompañar el juego empático compre 3 títeres de tortuga, que podía mover fácilmente con el brazo y la mano. Cecilia le encantaba que la tortuga saliera tímidamente, asomará la cabeza y se dejará acariciar. Cuando necesitaba apoyarla en su regulación emocional, sacaba la tortuga del bulto y teníamos un pequeño dialogo con ella.
Los pulpos bipolares
En el verano de 2021 se hicieron muy populares los pulpos que mostraban 2 emociones al mismo tiempo. Me gusta llamarlos los pulpos bipolares. Estos particulares y simpáticos pulpos muestran por un lado un pulpo feliz y por el otro un pulpo enojado. Lo interesante es que puedes empujar hacia abajo una de las emociones y mostrar cómo va cambiando de emoción. El concepto de este peluche a pesar de ser muy simple ayuda a mostrar que está bien que nuestras emociones fluyan. Que en un momento podemos estar felices y en otro enojado.
Los pulpos fueron excelentes para hacer teatro emocional en la casa y sacarle carcajadas a Cecilia. Cuando jugamos con los pulpos exageraba las voces y las reacciones y mostraba con el diálogo como fluían las emociones. Al final Ceci terminó llevando varios pulpos al Kindergarten para regalarle a otros niños.
Haciendo nuestros peluches de Emoticones
Los emoticones, tan omnipresentes en nuestro mundo hoy en día son otra fuente excelente para hacer educación emocional. Inspirada en el concepto de los pulpos bipolares compre fieltro y comenzamos a hacerlos en casa. En general Ceci ayudó a cortar los emoticones y yo me encargué de cocerlos. El relleno es algo que se puede hacer también con el niño. En general, estos símbolos están en la calle por lo que son buena fuente para la educación emocional de nuestros pequeños.
Verbalización de las emociones justo cuando ocurren
Cuando los niños alcanzan este nivel de pensamiento, pueden dar varias causas frente a un mismo hecho. Esto les permite ganar perspectiva. Acá más que verbalizar sus propias emociones, el foco fue en hacer preguntas para que notará a las otras personas.
El parque siguió siendo nuestra mejor fuente de inspiración. Cuando había alguna pelea, o cuando veíamos alguna situación con otras personas que le llamará la atención, era el momento de comenzar a preguntar. Normalmente el foco era en detallar que podía estar sintiendo la otra persona.
En mi caso, más que verbalizarle como me sentía yo, comencé a preguntarle ¿cómo crees que me siento? Al principio muchas veces me ignoraba, pero luego comenzó a contestar con un genuino: “No lo sé”. A través del juego, muchas veces con apoyo de la tortuga, comenzó a ser capaz de ver la emocionalidad en los otros y ganar perspectiva sobre ella misma.
Pintando la Gratitud
A esta edad muchos niños ya pueden pintar bastante bien. Cecilia adora un pincel y un lápiz y va pintando sus conceptos abstractos y no abstractos por donde sea. Hay una práctica que se cruza entre lo emocional y la construcción del bienestar que es la gratitud. Un ejercicio simple cada noche es pensar de 1 a 3 cosas por las que estas agradecida en lo que pasó ese día.
Hoy en día existen, y también se pueden hacer en casa, los diarios de gratitud. Ellos permiten al final del día reflexionar como me sentí ese día y pintar (o escribir) las razones por la que estoy agradecida. Está es una práctica simple pero poderosa que permite diariamente profundizar en la emocionalidad y bienestar del niño.
Pictogramas que apoyan en el autismo
Ya a los 4.5 años, los niños pueden discriminar entre sus pensamientos, su cuerpo y verbalizar la emoción que sienten. Con 6 años, su lenguaje emocional se puede ampliar mucho y puede conectar con una amplia gama de emociones agradables y emociones incómodas. Poco a poco, estaré ampliando los pictogramas originales de Autismo Creativo en las siguientes emociones:
- Gratitud
- Compasión
- Entusiasmo
- Curiosidad
- Frustración
- Culpa
- Apatía
- Soledad
Al igual que los pictogramas que ya había mostrado, en dichos pictogramas podrás ver:
- Ejemplos de pensamientos que tienes al experimentar esa emoción
- El nombre de la emoción y su pictograma asociado
- Una indicación en colores de donde se siente esa emoción en el cuerpo.
Reflexiones de madre azul para otras madres y padres azules.
Cuando comencé a leer sobre el autismo y como apoyar a Cecilia a desarrollarse, noté que todo estaba enfocado en hacerla funcional. Las terapias y los ejercicios buscaban que hablará, se pudiera vestir y pudiera ir al colegio. Sin embargo, cuando comencé a buscar libros escritos por autistas, noté que muchos de ellos habían logrado esos hitos, pero convivían con un nivel de ansiedad constante en sus vidas.
Les habían enseñado a comportarse como esperaba la sociedad de ellos. Pero les habían negado como ser auténticos y ellos mismos. Hay estadísticas de que muchas personas en el autismo cometen suicidio como adultos. Esa fue mi motivación especial de buscar crear un enfoque especial para Cecilia. Si lograré que viva una vida en bienestar, no lo sé, pero al menos le habré dado las herramientas para que lo intente.
A los autistas les achacan muchas cosas:
- Que no son empáticos
- Que no saben manejar las emociones
- Que no se llevan con la gente
- Entre otros.
Sin embargo, analizando el mundo, en general los humanos hemos entendido la regulación emocional como no expresarlas. Y la verdad sea dicha, las emociones son parte de nuestra biología y son la brújula que nos está dando el cuerpo para buscar nuestro bienestar.
Dedicamos horas y recursos en formar a nuestros niños en conceptos académicos y dejamos al azar la educación emocional y de bienestar. Sea que tu hijo es autista o no, de verdad, te invitó a educarlos formalmente en el tema emocional. Volver a aceptar nuestra biología y actuar en consecuencia de forma asertiva es el mejor legado que podemos dejarle a nuestros hijos.
Te invitó a leer el siguiente artículo de la serie, allí nos dedicamos a las emociones entre los 6 y 10 años. Espero que estés disfrutando el contenido.
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