Las emociones son el lenguaje principal de los niños entre los 1.5 y 3 años. En esta tierna edad, sus cerebros están madurando la regulación emocional. También es la etapa en que ellos desarrollan el lenguaje verbal lo que les permite dar significado a las ideas a través de las palabras.
En la condición de autismo, es muy probable que aún no tengas diagnóstico, pero comiences a notar que el niño es diferente. Puede estar tardando en adquirir palabras, no busca tu atención y/o puede tener reacciones emocionales muy frecuentes y de altísima intensidad. Muchas de estas reacciones emocionales pueden deberse a temas sensoriales, de los que hablaré luego en otro post.
Comenzaré dando la referencia del desarrollo emocional en niños neurotípicos para luego enfocarme en el autismo. Es muy importante destacar que las edades que uso son edades madurativas y no cronológicas, por ello te sugiero usar este artículo, en caso de que tu hijo sea mayor pero su desarrollo cognitivo sea equivalente a un niño entre 1 y 3 años.
Emociones entre los 1.5 a 3 años (niños neurotípicos)
Esta es la edad de los berrinches. Muchas personas lo conocen como los terribles 2, porque la frustración y las pataletas aparecen con frecuencia. Además, nuestros pequeños exploradores están probando sus límites (¡y los nuestros!). Sus necesidades van más allá de la comida y el sueño, pero aún no logran expresarlas correctamente a través de su incipiente lenguaje verbal.
El Dr Alvaro Bilbao, en su libro «El cerebro de los niños explicado a los padres» nos recalca la importancia de la empatía. Es importante aplicarla en el día a día al momento de interactuar con nuestros hijos. Cómo él explica en el libro «la única manera de que el niño sepa que sus emociones son reales es tener a un adulto al lado que responda congruentemente a esas necesidades, sentimientos y emociones».
Para los padres no es fácil saber acompañar esos momentos de distres emocional. Sin embargo, se torna crítico aprender a manejarlas y acompañarlas para favorecer el bienestar futuro de los niños. Te invitó que cuando tu hijo comience una pataleta, respires profundo y te preguntes ¿cómo estoy yo ahorita? A partir de allí, podrás manejar mejor la situación y tratar de apoyar a calmarlo. En este artículo te compartiré varias ideas que nos sirvieron en este proceso.
Emociones en el autismo (edad 1.5 a 3 años)
¿Qué esperar de las emociones en el autismo?
Las emociones en el autismo son exactamente las mismas que cualquier otro ser humano, sólo que tienden a expresarse de manera más explosiva por 2 razones:
- Retos de comunicación existentes en la condición.
- Crisis sensoriales que colapsan al niño.
La verdad sea dicha, muchos padres no acostumbrados a hablar de emociones, al ver estas explosiones emocionales extremas, se asustan de sus hijos. Esto lejos de ayudar, complica aún más difícil la situación. En la medida que el niño en el espectro autista percibe que sus padres le temen, reacciona aún más extremamente terminando muchas veces en situaciones innecesariamente violentas.
La labor de los padres, ante todo es calmarse. No es simple, pero nuestra labor es prevenir las situaciones extremas y canalizar la frustración de los niños. De esta forma evitamos que se lastimen ellos mismos u otra persona. Los juegos de la galleta o torta imaginaria, la verbalización de las emociones que están experimentando y la reducción de estímulos pueden ser de utilidad. Hablo de todos estos detalles más adelante en este artículo.
¿Cómo se aborda la emocionalidad en el autismo?
Como madre azul, el tema emocional y de bienestar fue la que me motivó a documentar nuestra experiencia en autismocreativo.com. Cuando comenzamos este camino, noté que las terapias en el autismo no trabajan las áreas emocionales y de bienestar. Me mencionaron muchas veces que Cecilia se desarrollaría, pero cuando yo mencionaba que podría disfrutar la vida, veía sus caras de escepticismo.
En nuestro caso, yo desarrollé nuestros propios métodos para trabajar estás áreas utilizando los principios de Floor-Time. Cómo mencionó en varias áreas de este sitio web, los autistas son aprendices visuales por lo que acompañar la educación emocional con imágenes y figuras es vital para ayudarles a entender las emociones de los otros y las suyas propias. En otras secciones de este artículo te comparto varias referencias de nuestros materiales.
¿Cómo trabajamos las emociones con Cecilia?
Educación emocional inusual
Confieso que en la calle y en el parque veo las miradas extrañas por mi estilo comunicacional tan inusual con mi hija. Yo hice de nuestro tiempo y juegos juntas un espacio de exploración y verbalización emocional.
En mi criterio hemos dejado la educación emocional a los libros de cuentos, pero no los conectamos con el día a día de los niños. Si bien estos elementos ayudan y mucho, las emociones están presentes todo el tiempo dentro de nosotros porque son parte de nuestra biología como seres humanos. Esa realidad nos permite muchas ocasiones para apoyar a nuestros hijos en su autoconocimiento.
El mejor legado que le puedo dejar a Ceci es que cuando crezca sepa:
- Identificar las emociones
- Nombrarlas adecuadamente
- Compartirlas con otras personas
- Discernir que hacer después de experimentarlas
A través de entender sus emociones, quiero promover su bienestar futuro y la comunicación empática, asertiva y libre de agresividad.
Manejando la frustración y aprendiendo a encontrarnos
Cecilia, fue no verbal hasta los 4 años y medio. La frustración que le generaba no poder comunicar bien lo que quería, la llevaba a explosiones fuertes y difíciles de manejar. Poco a poco, fui aprendiendo a leer en sus gestos las necesidades que pudiera tener y conocer mejor su mundo interior. En esta etapa, me enfoque en conectar la palabra con sus necesidades que yo lograba entender por sus expresiones faciales y el movimiento de su cuerpo. Si bien ella no repetía la palabra, yo de manera consistente la mencionaba al menos 5 veces antes de satisfacer su necesidad. Esto fue construyendo las bases para su lenguaje verbal y mejoró a largo plazo su comunicación.
Reconociendo las emociones en los otros
Uno de los elementos de diagnóstico de autismo, incluye el no poder reconocer las emociones de los demás. En ese sentido Cecilia, no sabía reconocer cuando alguien estaba triste y solía reírse cuando otro niño se golpeaba o lloraba. Ella tampoco lograba reconocer cómo me sentía yo, cuando me molestaba con ella o cuando estaba cansada.
Recuerdo especialmente cuando un día en la clase de música de niños y padres tuve que salirme porque ella explotó en un berrinche muy fuerte. Ya fuera del salón, con Samuel de 2 meses en el porteador, comencé a llorar mientras Cecilia estaba sentada en el coche. Las lágrimas corrían por mi cara y ella me miraba cómo no entendiendo de dónde venía el agua que corría por mis mejillas. Ese día entendí que tendría que enseñarle en detalle lo que significan las emociones. Ese día comenzó para mí también un viaje muy interesante de crecimiento personal.
La primera recomendación que me dio mi sicóloga fue que le verbalizará mis estados de ánimo constantemente. Que le dijera cuando yo estaba cansada, cuando estaba alegre o molesta. Al principio ella parecía no prestar atención, pero poco a poco comenzó a darse cuenta de mis estados emocionales.
En esa etapa leí sobre “Floor-Time” y me enamoré de este enfoque. Comencé a plantearme de qué manera podía tener la atención de Cecilia y que quería lograr. A partir de allí, compré varios juguetes baratos y comencé a experimentar por ensayo y error ideas de juegos que me ayudaran. Muchos fallaron, pero algunos funcionaron muy bien y comenzamos a ver el cambio que esperaba en su relación con los niños en el Kindergarten. Te cuento más detalles de lo que me funcionó en la próxima sección.
Educación emocional a través del juego
Todos los niños aprenden jugando. Los niños en el autismo aún más. Sólo que hay que diseñar juegos que estén pensados en sus gustos y preferencias. Es importante que los juegos los hagan reír y que incluyan los elementos que quieres enseñarles.
A continuación, te cuento alguno de los juegos que mejor nos funcionaron en las etapas iniciales con Cecilia.
El Cocodrilo de las Emociones
Mi primera meta emocional con Cecilia fue enseñarle que otra persona podía estar triste y necesitar su consuelo. En casa tenía un juguete muy gracioso: un cocodrilo. Este cocodrilo cuando vas bajándole los dientes uno a uno, eventualmente, no sabes con cual, se cerrará y te «morderá».
Yo comenzaba el juego cerca de ella y exageraba mis expresiones y mis caras. Eventualmente logré captar su atención. Una vez bajaba yo el diente y otra vez ella, así que no sabíamos a quién «mordería» el cocodrilo. A veces me mordía a mí y Cecilia reía a carcajadas y yo me hacía la que me dolía y lloraba. A veces la mordía a ella y se reía también, pero yo le mostraba empatía y le decía eso debe doler.
Unos días después de empezar este juego en casa, vimos los frutos. En el Kindergarten, Cecilia comenzó a llevarle un pañuelo cada vez que veía llorar a un niño.
Verbalización de las emociones justo cuando ocurren
Durante las visitas al parque se dan muchas oportunidades para experimentar las emociones:
- Los niños logran algo que les costaba hacer.
- Se frustran cuando intentan un nuevo movimiento y no logran hacerlo.
- Se molestan cuando un niño se acerca y le quita un juguete.
Yo tomé la práctica de verbalizar en oraciones completas pero simples, lo que Cecilia estuviera experimentando. Si lograba algo difícil en el parque le decía di: «Yo estoy orgullosa de mí». Si, por el contrario, no lograba su objetivo y comenzaba a llorar, yo le decía di: «Yo estoy frustrada».
Para mi grata sorpresa, estas frases eran las que le eran más fáciles de repetir detrás de mí (en ecolalia). Poco a poco en nuestras visitas casi diarias al parque, ella comenzó a expresarlo de manera espontánea. Es decir, antes de que yo lo dijera. Y un día me sorprendió cuando comenzó a llorar y yo le mencioné di: «yo estoy frustrada», y me respondió: «No, yo estoy brava contigo».
Pictogramas que apoyan en el autismo
En términos de bienestar es importante aceptar todas las emociones. De hecho, se sugiere evitar los términos de emociones positivas y negativas y llamarlas emociones agradables y desagradables. Cómo estos términos son muy complejos para niños tan pequeños, es mejor referirse a emociones que nos abren y emociones que nos cierran.
Para presentarle el concepto a Cecilia en forma de juego, yo escogí usar el símil de una tortuga. Cuando estamos felices, ilusionados o calmados, experimentamos emociones que nos abren. La tortuga se encuentra fuera de su caparazón y puede ver por dónde va y caminar. Por el contrario, cuando experimentamos tristeza, ira o miedo, estamos cerrados. En el símil de la tortuga, ella se encuentra en su caparazón y no logra movilizarse.
Dada su poca edad conviene centrarse en pocas emociones, las más fáciles de identificar y que experimentan los niños fácilmente:
- Alegría
- Tristeza
- Ira
- Miedo
Te comparto 4 cuentos con pictogramas que creamos mi familia y yo para apoyar a Cecilia en su desarrollo emocional.
Reflexiones de madre azul para otras madres y padres azules.
El juego y acompañamiento empático son la base para comenzar el camino de la exploración emocional. Este apoyo es crítico en esas edades entre los 1.5 y 3 años, que son tan sensible para el desarrollo. La pataletas o rabietas deben ser acompañadas desde la mayor calma posible, y se puede comenzar a verbalizar emociones simples.
Te prometo que, aunque no se les den las emociones de manera natural, si pueden aprenderlas. También te prometo que al dedicarle tiempo a esta área estarás preparando a tu hijo o hija autista a un futuro más consiente que lo que muchos niños neurotípicos experimentaran.
Cómo la comunicación, las emociones, el bienestar y el aprendizaje están interrelacionados, te invitó a ver los artículos especializados en estas áreas para esta edad. También te invitó a revisar el enfoque de emociones para los niños entre 3 y 4.5 años.
Espero que te haya gustado y te ayudé a apoyar a tu hijo o hija autista.
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